domingo, 23 de marzo de 2008

Elegía del errante

De demonios las cópulas florecen en mi alma
corrompida en liza de los templarios sin calma,
y las sierpes destrozan los broqueles de una mente
que en el seno de la paz su vida llora y se arrepiente.

No hay mierda que alimenten las bocas inexiguas
de ánimas clamando perdón por su vida inicua;
dijéronme ayer que la salvación alcanzaría
y del sufrir de los incautos allá arriba reiría.

Vana existencia que te arrastras sin morder
esos negros anos que Satán ha de coger.
Sus miradas las manos de Dios ciegan rotundas
para no arder en los placeres que circundan.

Y desconocen, pues, la verdad absoluta
motejada por el ser que, tirano, la vuelve puta,
y que oculta su esencia y la protege de sus siervos
para que animales vivan y nunca caigan en lo cierto.

Tierra que meces los pasos del humano enclenque:
soportas la hojarasca del saber limitado por el palenque
que la mano demiurga clavó en humanas cabezas
que de los jardines las flores entienden por malezas.

¡Oh, lirio que expandes los poderes de tu luz!
qué fácil es poder contemplar tu rojo aún
y conocer que la divinidad de tu esencia nace
y que el poder del Paraíso a tu lado parco yace.

La destilación de la caña conquista mi garganta
y tragan mis ojos la senda que arrulla la carnaza
que murió, pútrida ya, después del juicio ruin
que un espectro implantó sobre el pecado sin fin.

Ríome, pues, de la vana miseria estúpida
que a lo seres decía: “aquí terminarán su ida”
y cago en los brazos maternos de una efigie santa
para de nuevo comer y quejarme de su ayuda vana.

J.José Torres R
(marzo 2004)

Hambre de reyes

Ante el clítoris gigante de su abundancia
la gula le impide abstenerse de seguir succionando.
El hastío daguerrotipado en su rostro duro
ha destrozado ya los brazos de Morfeo.

El oro prostituto que acaricia una pescuezo avaricioso
hace imposible abandonar sus votos maniáticos.
Hay olor a mierda en sus cojines de ensueño
pero los neutraliza el aroma de la materia verde.

Sus negros blancos y blancos negros yacen a sus pies
intentando lamer su joven blanda verga.
Está en juego la mayor de las sumas
pero hay roña en su asquerosa mezquindad.

Los cabos tensados no toleran su cerebro de oro lleno.
Los cabrestantes bailan cumbia en la pista de la angustia.
Un clamor desesperado le vocifera en los suburbios
y sólo da flores de plástico a la indigencia.

J.José
(diciembre 2006, cuando empecé a laburar xD)