sábado, 22 de marzo de 2008

La matemática aplicada a la realidad perfecta

Cuando decimos que todo fluye refiriéndonos a una realidad podemos decir que la misma tiene una base hermética que obedece al principio de vibración. El hecho de que todo se mueve, que todo vibra, no implica que aquello fluya. Es necesario el movimiento para que, consecuentemente, ocurra la fluidez.

Heráclito, vanagloriándose con el “Pantha rei”, no se preocupó por representarlo. Tampoco es necesario pero, para poder llevar a acabo el buen análisis que nos conduzca a una nueva verdad, es necesario contar con un elemento que no caiga en la fluidez y el movimiento en que todas las cosas caen. La matemática es estática, perfecta. Perfecta porque no se mueve ni fluye. Es inmanente. Un desarrollo matemático está latente en cualquier cosa y, si representa perfectamente una realidad puede, a su vez, desarrollar una verdad. El cuestionamiento surge entonces en torno a la posible perfección de ese resultado o verdad.

La matemática tiene la capacidad de representar y/o medir valores. Estos valores son, a su vez, una cantidad de aspectos positivos y negativos de una cosa. El valor de una cosa es único, por lo tanto, exacto y perfecto.

La existencia de un decimal hace que una variable represente el estado variable de una realidad pero eso no hace que la matemática sea imperfecta. El resultado es imperfecto después porque el ser humano conoce la imperfección misma de la realidad que está tomando. Sin embargo, en el momento “x” en que uno tomó esa realidad, la midió, obtuvo un resultado que en ese momento “x” fue exacto y perfecto. Si tomamos el factor tiempo para operar y demostrar cuál es el grado de varianza de la realidad cada millonésima de segundo podemos obtener resultados que no pudimos haber obtenido debido a nuestra incapacidad de poder medir cada millonésima de segundo a esa realidad que varía constantemente.

Si se mida una milmillonésima de segundo con la consecuente milmillonésima de segundo existirá un número infinito de medidas que sólo se generarán entre la fracción de 1 milmillonésima de segundo y la fracción de 2 milmillonésimas de segundo. Entonces se aplica la ley de los números racionales en la que, entre dos números racionales existen infinitos números. La existencia del infinito no le deja caer a la matemática en la imperfección porque el infinito es un valor que florece de la biyección entre dos conjuntos (números). El infinito es un número no definido por la incapacidad del ser humano de poder medirlo ya que su proyección es irreal, pero tiene un solo valor durante la operación que puede representar la medición de la tan variable realidad. Por ejemplo:
∞ + ∞ = ∞
∞ . ∞ = ∞

Sin embargo, estas operaciones (entre muchas otras) no están definidas:

0 . ∞ = 0
-∞ . ∞ = 0

Ocurre por la simple razón de que el infinito no puede desaparecer debido a su relación permanente y latente con el conjunto de los números reales.

∞ es UN valor… 1 es perfecto y, por lo tanto, el resultado lo es.

Pi = 3,14 es un número exacto que utilizamos para medir una circunferencia. Esa circunferencia será perfecta porque se utilizó un valor exacto y perfecto. Un círculo tiene 360º y no 360º10’4’’. El valor de pi se halla dentro de esa medida exacta de la circunferencia, por lo tanto es exacto y perfecto.

El hecho de que a la Matemática no pueda uno proveer de los datos perfectos no implica que la misma no sea perfecta y que ella precise de datos perfectos tampoco implica que sea imperfecta. Si tomamos como elemento un dato “d” en un una determinada circunstancia “c” y desarrollamos una ecuación, el resultado nos dará una realidad “r” que puede cambiar inmediatamente simplemente simplemente porque no tuvimos la capacidad de determinar en qué momento exacto tomar los datos para saber exactamente cuál es la realidad que queremos ver. Con los datos imperfectos que provee el hombre se obtendrán resultados exactos y perfectos aunque la realidad no sea perfecta siendo que el hombre no puede proveer de los datos necesarios para tal fin. La perfección de las Matemáticas existe y sigue latente.

El imperfecto es el hombre.

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